ZACARÍAS 8. LA IRA DE DIOS NO ES ETERNA




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Summary: LA IRA DE DIOS NO ES ETERNA ZACARÍAS 8:3 Ahora dice el SEÑOR: regresaré al monte Sión y viviré en Jerusalén. Entonces Jerusalén se llamará la Ciudad Fiel; el monte del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales se llamará Monte Santo. 7 … rescataré a mi pueblo del oriente y del occidente. 8 Yo los haré regresar a casa para que vivan seguros en Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y como su Dios los trataré con fidelidad y justicia. 14 … el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: estaba decidido a castigarlos cuando sus antepasados me hicieron enojar y no cambié de parecer, dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. 15 Sin embargo, ahora estoy decidido a bendecir a Jerusalén y al pueblo de Judá, así que no tengan miedo. NTV. El enojo de los padres no permanece para siempre hacia sus hijos rebeldes, pues el amor por ellos puede más que cualquier rebeldía. Por eso los padres después de disciplinarlos, tratan de restaurar la relación con ellos, y demostrarles que a pesar de todo lo malo que hayan hecho, los siguen amando tan profundamente como antes. Al igual que los padres terrenales, el Padre eterno, no permanece enojado para siempre con sus hijos rebeldes, por eso después de una justa disciplina, nuevamente está dispuesto a velar por ellos y darles todo lo necesario para sus vidas en este mundo, pero siempre y cuando sus hijos atiendan a Su disciplina, y se aparten de su rebeldía para caminar en conformidad a su voluntad. Desde el momento que el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales tomó a Israel como su nación: la cuidó y la protegió con un gran celo. Este celo nunca desapareció a pesar de que constantemente se revelaba contra Él. Mas bien, siempre permaneció cerca de su nación amada, fiel a las promesas hechas en el pasado a los patriarcas de la nación. Por su amor y justicia, debido a las constantes rebeliones, Dios disciplinó con severidad a su pueblo, destruyendo el reino por completo para purificar las tierras contaminadas por la maldad y la idolatría de sus habitantes. Los que escaparon de esta destrucción, fueron dispersados y llevados cautivos a los imperios invasores. Pese a que Dios envió el castigo sobre Israel, nunca lo dejó de amar, nunca se alejó por completo de él, pues siempre estuvo pendiente por el pueblo en todo lugar que se encontraban cautivos. Después de 70 años Dios liberó a su pueblo de la cautividad en Babilonia y los dirigió nuevamente a sus tierras para que reconstruyan su reino y el templo. Los primeros años de la reconstrucción del reino y del templo, fueron muy difíciles para el pueblo, pues las naciones vecinas envidiaron a Israel y no quisieron que este reino nuevamente surja. Pusieron trabas a la reconstrucción, a través de ataques armados. En esos momentos difíciles de Israel, Dios se reveló nuevamente al profeta Zacarías, dándole una promesa de aliento para el reino. Dios les prometió que a pesar de las dificultades que existían en la reconstrucción del reino y del templo, Él restauraría por completo la nación y moraría en Jerusalén para siempre. También les prometió que Jerusalén sería llamada la Ciudad Fiel; el monte del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, el Monte Santo. Además, prometió al remanente que reuniría a todos los judíos dispersos alrededor del mundo y los dirigiría a Jerusalén, y restauraría la relación que se había roto. Dios dio a conocer a su pueblo que en ese día, Israel volvería a ser su pueblo amado y Él sería nuevamente su Dios proveedor y protector. Con las relaciones restauradas, Dios estaba dispuesto a dejar atrás toda la rebeldía de su pueblo, y ahora los iba a llenar de bendiciones tal como lo había hecho antes de enviarles el castigo por sus rebeliones y pecados. Ahora Israel, nuevamente podría vivir tranquilo bajo el cuidado y la protección del Señor de los Ejércitos Celestiales. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message