MALAQUÍAS. SALVOS POR EL MESÍAS




Devocionales Bíblicos Jesus Is Life show

Summary: SALVOS POR EL MESÍAS MALAQUÍAS 4:1 El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dice: El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas. 2 Sin embargo, para ustedes que temen mi nombre, se levantará el Sol de Justicia con sanidad en sus alas. Saldrán libres, saltando de alegría como becerros sueltos en medio de los pastos. 4 Acuérdense de obedecer la ley de Moisés, mi servidor, todos los decretos y ordenanzas que le entregué en el monte Sinaí para todo Israel. 5 Miren, les envío al profeta Elías antes de que llegue el gran y terrible día del SEÑOR. NTV. Servir a Dios y llevar una vida conforme a la voluntad de Dios y cumpliendo fielmente su palabra, no es una pérdida de tiempo como muchas personas inconversas lo creen, ya que llevar una vida de fidelidad a Dios, traerá grandes réditos a los creyentes, posiblemente no para esta vida, sino para la vida después de la muerte. La vida de los seres humanos no se extingue con la muerte física del cuerpo, ya que su alma es eterna y seguirá existiendo eternamente libre del cuerpo físico. Como la eternidad del alma es real, también lo es el día del juicio de Dios. En aquel día, Dios derramará toda su ira sobre las personas malvadas y pecadoras que todavía tengan vida física en este mundo. Pero el juicio de Dios contra la maldad y el pecado no se terminará en el día de regreso de Cristo al mundo, ya que la ira de Dios se derramará definitivamente en el día del juicio final. En aquel día, el alma recibirá las consecuencias de lo que el hombre haya hecho en su existencia física en este mundo. El alma de los hombres que vivieron fielmente bajo la voluntad de Dios, no serán parte de este terrible juicio, pero el alma de los hombres que vivieron complaciendo los caprichos de su naturaleza carnal, recibirán toda la ira del Dios viviente. El juicio de Dios contra la maldad y el pecado es eminente, por eso, El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales dio esta advertencia al pueblo judío por medio del profeta Malaquías, para que Su juicio no les tome por sorpresa. Las cartas para el pueblo judío estaban echadas, ya no había nada más que decir. Y estas palabras de advertencia, o mensaje eran las últimas, antes del cumplimiento de las profecías hechas en cuanto la venida del Mesías a este mundo. Dios con este mensaje, cerró su comunicación con su pueblo amado, ya no enviaría más mensajeros para tratar de enderezar el camino de su pueblo. Dios permanecería en silencio, pero siempre velando por el bienestar de Israel. Bajo las órdenes del eterno Creador, Malaquías profetizó los acontecimientos que se darán antes de la venida del Mesías, y su juicio sobre los pecadores. Esta profecía no se trata del juicio final del mundo, sino del juicio discriminativo de Dios sobre justos y pecadores antes de la inauguración de la era mesiánica. Este juicio se trataba de la condenación del pecado en sí, pero no del mundo. Pues Jesús habló de este juicio, la cual es efectuada justamente cuando el hombre toma la decisión de aceptar o no sus palabras: “El que cree en Él, no es juzgado; el que no cree, ya está juzgado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”. En este juicio el hombre es juzgado si es salvo o es condenado. Para no ser parte de este juicio discriminativo, los judíos tendrían que guardar las leyes y los mandamientos que Dios les habían entregado a través de su siervo Moisés en el monte Horeb. Esas leyes, eran los cimientos de la vida civil, moral y ceremonial que debía guardar la nación para disfrutar de la benevolencia del Creador. El no guardarla, significaba despreciar al mismo Creador, razón por la cual serian consumidos con su fuego abrazador en el día de su ira, tal como se consume la paja con el fuego. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message