Summary: EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO MARCOS 11:27 … Mientras Jesús caminaba por la zona del templo, los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos se le acercaron. 28 ¿Con qué autoridad haces todas estas cosas? le reclamaron… 29 Les diré con qué autoridad hago estas cosas si me contestan una pregunta respondió Jesús. 30 La autoridad de Juan para bautizar, ¿provenía del cielo o era meramente humana? ¡Contéstenme! 31 Ellos discutieron el asunto unos con otros. Si decimos que provenía del cielo, preguntará por qué nosotros no le creímos a Juan. 32 ¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?. Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta. 33 Entonces finalmente contestaron: No sabemos. Y Jesús respondió: Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas. NTV. La oposición a las buenas acciones siempre ha existido, ya sea por envidia, o por el temor de que esas personas bondadosas sean apreciadas por la población. Estas oposiciones son más evidentes cuando los hijos de Dios tratan de hacer sus acciones bondadosas en favor de los más necesitados de la sociedad en el nombre de Jesucristo. Esta clase de oposiciones a las buenas obras, también lo sintió el Unigénito Hijo de Dios a lo largo de su vida ministerial. Jesucristo desde el momento que empezó su ministerio, no solo recorría las diferentes ciudades compartiendo la Buena Noticia de salvación, sino que también denunciaba la injusticia de los líderes religiosos del pueblo hebreo y realizaba acciones benevolentes en favor de los más necesitados, como los enfermos, los endemoniados, y los que padecían hambre. Todas estas acciones del Señor causaron envidia en el corazón de los líderes religiosos, razón por la cual constantemente buscaban como deshacerse de Él En la última semana de vida ministerial de Jesucristo, el acoso de los líderes religiosos contra el Señor agudizó, por eso, al siguiente día que Jesucristo había desalojado a todos los mercaderes del templo de Jerusalén, los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos del pueblo judío, se le acercaron a Jesucristo que en ese momento se encontraba en el Templo, compartiendo las Buenas Nuevas del reino de los cielos a las personas que allí se encontraban reunidas. Durante un intermedio, esta delegación del Sanedrín; trataron de tenderle una trampa, reclamándole con que autoridad hacía todas esas cosas. Este reclamo traía un propósito encubierto, pero Jesucristo estaba al tanto de todo, porque conocías sus intenciones y pensamientos perversos de sus corazones. Por su puesto, ellos como miembros del Sanedrín tenían todo el derecho y el deber de interrogar en virtud de qué autoridad estaba Él haciendo cosas tales como la purificación del templo, sanar enfermos y endemoniados. Sin embargo, la pregunta aparentemente inocente que hicieron estos líderes a Jesucristo, en realidad buscaban una respuesta que les permitiera ridiculizarlo ante el pueblo o acusarlo de blasfemia. Pero Jesús no cayó en la trampa de sus enemigos, por lo contrario, les contestó a su vez con una pregunta, planteándola de manera que no la pudieran malinterpretar. Cuando Jesucristo preguntó a la delegación del Sanedrín, si el bautismo de Juan era de Dios o de los hombres, estaba incluyendo en esta expresión toda la obra y la predicación del profeta de Dios. Con esta pregunta, Jesucristo les puso contra la espada y la pared, pues cualquier contestación que dieran les condenaría. Si decían “del cielo”, sabrían que Jesús les preguntaría “¿por qué no le creyeron?” y en consecuencia se declararían ellos mismos culpables de no haber creído en él ni en el enviado de Dios. Por otra parte, si respondían “de los hombres”, temían enfrentarse a la ira de la multitud que podría apedrearlos, pues el pueblo consideraba a Juan como un legítimo profeta de Dios. Ante la encrucijada cobardemente dijeron no saber, pero esta confesión los condenaba, porque se negaron a --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message
