EZEQUIEL 9. LA MARCA QUE SALVA.




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Summary: LA MARCA QUE SALVA. EZEQUIEL 9:1 Entonces el SEÑOR dijo con voz de trueno: ¡Traigan a los hombres designados para castigar la ciudad! ¡Díganles que vengan con sus armas! 3 … Luego el SEÑOR llamó al hombre vestido de lino, que llevaba el estuche de escriba. 4 Le dijo: Recorre las calles de Jerusalén y pon una marca en la frente de todos los que lloren y suspiren por los pecados detestables que se cometen en la ciudad. 5 Luego oí al SEÑOR decir a los demás hombres: Síganlo por toda la ciudad y maten a todos los que no tengan la marca en la frente. ¡No tengan compasión! ¡No tengan lástima de nadie! NTV. En una ciudad poblada por miles de habitantes, es fácil que los policías puedan confundir a una persona con un delincuente, si tiene rasgos físicos parecidos al delincuente que buscan. Pero de esta confusión, las personas pueden ser salvadas si cargan documentos que los identifiquen, pero si no cargan con esos documentos, pueden ser llevados presos por esa confusión física. El remanente fiel del pueblo judío, durante el juicio divino sobre la ciudad santa, corría el peligro de ser asesinado por equivocación, pues el juicio de Dios no iba a ser sobre todos los habitantes de Judá, sino solo sobre los rebeldes y pecadores. Para que el remanente fiel no sea asesinado por error, Dios debía de darles un distintivo para que los ejecutores de Su juicio los reconozcan y no los asesinen. Dios a través de su siervo Moisés, dio a la nación de Israel leyes para que vivan bajo ellas. Al principio, la nación vivió obedeciendo esas leyes, pero transcurridos los años, poco a poco se fueron apartando de ellas, hasta abandonarlos por completo. Cuando los israelitas abandonaron las leyes del Creador, Dios envió a sus profetas, con advertencias para que la nación vuelva a la práctica de las leyes, y así vuelvan a los caminos de la verdad y la justicia. La nación no escuchó la voz de los profetas, prefirieron vivir bajo sus propios deseos, practicando toda clase de pecados y rindiendo adoración a dioses e imágenes hechas por ellos mismos. Con estas prácticas reprochables contaminaron a toda la nación, y provocaron así la ira del eterno Creador. En su enojo, Dios iba a juzgar a la nación por sus rebeliones y pecados, pero no todos sus habitantes eran merecedores del terrible castigo Divino, ya que en la ciudad vivía un grupo reducido de judíos que llevaban una vida de obediencia a las leyes dadas por el eterno Creador a su pueblo. Este remanente fiel, pese a que vivía en medio de la injusticia, la idolatría, la inmoralidad sexual, y más pecados detestables que practicaban sus compatriotas, no se dejaron corromper, más bien siguieron firmes rindiendo culto y adoración al único Dios verdadero, al Dios que les había liberado de la esclavitud y llenado de bendiciones. El eterno Creador no iba a ser injusto con estos fieles siervos, los iba a salvar de su enojo contra la nación. Dios no es injusto con los seres humanos, Él no castigará a los que vivan en conformidad a su voluntad, más bien los liberará de su terrible ira, poniéndolos a buen recaudo. Para que el remanente fiel no sea confundido por los ejecutores de su juicio, Dios ordenó a uno de sus siervos que se adelantara y recorriera toda la ciudad de Jerusalén, marcando a todos los judíos que habían mostrado fidelidad y repudiado los pecados de sus compatriotas. Luego ordenó a sus otros sirvientes que también recorrieran toda la ciudad de Jerusalén, pero asesinando a todos aquellos que no tenían la marca. El Señor ordenó a estos últimos siervos que no tuvieran compasión, ni lástima de nadie. Dios en su justicia; liberará de su justo juicio contra la maldad y el pecado, a todos los que permanezcan fieles a su palabra, pero no tendrá misericordia de los que le desprecien. Dios derramará toda su ira sobre los pecadores que no muestren arrepentimiento. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message