Summary: PERDÓN Y LIBERTAD PARA EL ALMA. SALMOS 38:3 … mi salud está arruinada a causa de mis pecados. 4 Mi culpa me abruma, es una carga demasiado pesada para soportar. 5 Mis heridas se infectan y dan mal olor a causa de mis necios pecados. 6 Me retuerzo atormentado por el dolor; todo el día estoy lleno de profunda tristeza. 7 Una fiebre galopante me quema por dentro, y mi salud está arruinada. 17 Estoy al borde del colapso, haciendo frente a un dolor constante. 18 Pero confieso mis pecados; estoy profundamente arrepentido por lo que hice. NTV. Para la mayoría de los hombres es difícil admitir su error o culpabilidad, pues piensan que admitir una culpa, es un síntoma de debilidad, y nadie quiere mostrarse débil ante los demás. Para no verse débil, por todos los medios tratan de ocultar su culpa, a pesar de estar acarreando las consecuencias de sus faltas. Los hombres prefieren sufrir antes que arrepentirse y confesar sus faltas. Dentro del cuerpo de Cristo, hay algunos cristianos que padecen enfermedades a causa de sus pecados, pero a pesar del sufrimiento, no se quebrantan delante de Dios para confesar sus pecados y recibir su perdón. Por su arrogancia ellos prefieren seguir soportando el dolor antes que someterse al Señorío de Cristo. Durante el período de su reinado en la nación hebrea, David había cometido una serie de errores con los cuales había transgredido, las leyes, normas, mandamientos y decretos del eterno Creador. Esta transgresión de la palabra de Dios, provocó consecuencias en la vida del monarca. El eterno Creador derramó su ira, y quebrantó la salud de su ungido. David ante el quebranto de su salud, reconoció que era el juicio de Dios por sus pecados. Si bien el eterno Creador no siempre envía una enfermedad física para disciplinar por el pecado del hombre, en ciertas ocasiones lo hace, y la enfermedad de David era una de esas ocasiones. El pecado puede causar efectos secundarios mentales o físicos que ocasionan un sufrimiento mayor. Algunas veces Dios tiene que disciplinar a sus hijos para que vuelvan a Él. David no solo sufrió a causa de la terrible enfermedad enviada por el eterno Creador como disciplina, sino que también, la culpa de haber quebrantado los decretos de Dios lo estaban abrumando. El remordimiento no le dejaba en paz, pues en medio del sufrimiento a causa de la enfermedad, venía a su mente los pecados de adulterio y de asesinato que había cometido años atrás. La angustia llegó a ser especialmente intensa cuando sus hijos Absalón y Adonías, conspiraron contra él, porque estaba consciente de que sus propios pecados habían sido los responsables del caos y de la infelicidad de su familia. David estuvo al borde del colapso, debido al dolor de la enfermedad y la culpa que lo atormentaba. La culpa, muchas veces es más dolorosa que todos los efectos de una terrible enfermedad. El remordimiento son terribles dardos que atacan la mente, quitan el sueño y la paz interna. En medio del profundo sufrimiento, David encontró la salida para liberarse de la carga que lo afligía, el salmista confesó sus pecados; y mostró un arrepentimiento profundo de todo lo malo que había hecho. En la confesión de sus pecados, David encontró el perdón de Dios y la liberación de la carga que lo atormentaba. Solo el perdón de Dios, quita el remordimiento de la culpa y devuelve la paz interna al hombre. Queridos hermanos, a causa de sus pecados, David atravesó una terrible aflicción, tanto física como espiritual, pero en medio de esa aflicción, reconoció que todo lo que estaba atravesando era consecuencia de sus propios pecados y de haber desobedecido los mandamientos de Dios. David con profundo arrepentimiento confesó sus pecados y recibió el perdón de Dios. Hermanos, el pecado no confesado, trae consecuencias nefastas a la vida del Creyente. Dios puede derramar su disciplina en el cuerpo y en el alma del pecador. Talvez en este momento este atravesando una enfermedad, o esté cargando con una culpa que lo atormenta. Ya no esté p --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message
