Summary: LAS PROMESAS DE DIOS SON PURAS. SALMOS 12:5 El SEÑOR responde: He visto violencia contra los indefensos y he oído el gemir de los pobres. Ahora me levantaré para rescatarlos como ellos anhelaron que hiciera. 6 Las promesas del SEÑOR son puras como la plata refinada en el horno, purificada siete veces. 7 Por lo tanto, SEÑOR, sabemos que protegerás a los oprimidos; los guardarás para siempre de esta generación mentirosa. NTV. Las leyes humanas, casi siempre son dictadas para favorecer a las personas de recursos económicos altos. Con las leyes a su favor, los poderosos, oprimen a las personas pobres y humildes. Se aprovechan de ellos, pues ven que no pueden defenderse por si mismas. Ante la opresión de los malvados, las personas pobres y humildes, esperan impacientes que alguien escuche sus gemidos y pronto acuda para liberarlos de la opresión. Durante el reinado de David, las naciones paganas se habían levantado una tras otra para destruir a Israel, al igual dentro de su mismo reino, había personas que oprimían a los pobres y humildes. David al igual que los oprimidos de su reino, gemían esperando que el Señor acuda para liberarlos de la opresión. Los gemidos de David y de los pobres de Israel, habían llegado a los oídos de Dios. El Señor por si mismo había comprobado las acciones perversas de los malvados en contra de los indefensos de su pueblo amado. En respuesta a los gemidos de los pobres y menesterosos, el eterno Creador prometió levantarse para rescatarlos de las manos de sus opresores y concederles la libertad que tanto anhelaban. Las personas que viven bajo la opresión pueden estar seguras de que sus gemidos no son en vano, ya que el eterno Creador desde su trono celestial escucha sus gemidos y pronto acudirá en su ayuda. Dios cuida del débil y necesitado. Él promete proteger al oprimido y confrontar a sus opresores. Las promesas humanas no son seguras de que se cumplan, pero las promesas del Señor son puras y verdaderas. Lo que Dios ha prometido en su palabra, seguramente lo hará. Pues sus promesas son puras como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces. En otras palabras, son como la plata más pura. No hay engaño, ni lisonjas, ni doblez ni error en las palabras de Dios. Las personas que han entregado sus vidas a Cristo Jesús, pueden confiar plenamente en que: cada una de las promesas que se encuentran registradas en las Sagradas Escrituras serán realizadas a su debido tiempo. Con el conocimiento de que la palabra de Dios es pura y verdadera, las personas pueden estar seguras de que el eterno Creador, protegerá a los oprimidos; los guardará para siempre de esta generación perversa, que, bajo la influencia del maligno, tratan a toda costa destruir a los escogidos de Dios. El eterno Creador jamás se olvidará de los suyos, Él acudirá a su rescate siempre que se encuentren en peligro y los protegerá con su diestra salvadora. La única seguridad real que la vida humana conoce es la que proviene de una poderosa fe en Cristo Jesús. Queridos hermanos, todas las personas que confían en Dios, pueden tener la seguridad de que sus gemidos ante la opresión de los malvados serán escuchados por el Señor, pues en su palabra promete, que Él acudirá en su ayuda para liberarlos de toda opresión. Al igual promete que con su poder, derramará su protección y los protegerá de toda amenaza del maligno. El rey David confió en las promesas de Dios, porque consideró que sus promesas eran más puras que la plata refinada siete veces. Hermanos, al igual que el rey David, nosotros también podemos confiar en cada una de las promesas que se encuentran registradas a lo largo de la Biblia, porque las promesas de Dios son verdaderas. Si Dios lo prometió, lo cumplirá, tal como cumplió las promesas hechas al monarca del pueblo hebreo en el pasado. Con la seguridad en las promesas de nuestro Señor, nosotros cuando nos encontremos en situaciones adversas, podemos clamarlo para que Él venga en nuestro socorro. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message
