Summary: AMOR INAGOTABLE DE DIOS. SALMOS 13:1 Oh SEÑOR, ¿hasta cuándo te olvidarás de mí? ¿Será para siempre? ¿Hasta cuándo mirarás hacia otro lado? 2 ¿Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma, con tristeza en mi corazón día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome? 3 Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh SEÑOR, mi Dios! Devuélvele el brillo a mis ojos, o moriré. 4 No permitas que mis enemigos se regodeen diciendo: «¡Lo hemos derrotado!... 5 Pero yo confío en tu amor inagotable; me alegraré porque me has rescatado. 6 Cantaré al SEÑOR porque él es bueno conmigo. NTV. En la época de los reyes e imperios, el monarca del pueblo hebreo se impacientó cuando estuvo bajo el peso de los sufrimientos a causa de sus enemigos que querían destruirlo. En esos momentos, David sintió en su corazón, que el eterno Creador actuaba muy lentamente para salvarlo. A menudo los cristianos al igual que David, también sienten esa impaciencia al no ver la respuesta inmediata de Dios a sus oraciones. Pareciera que la maldad y el sufrimiento no captan su atención, y se preguntan: ¿Cuándo Dios actuará y destruirá a los malvados que maquinan planes contra los justos?. En medio de su impaciencia y por la debilidad pecaminosa, el monarca del pueblo hebreo en oración preguntó al Señor: ¿_Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma, con tristeza en mi corazón?. Con frecuencia la debilidad pecaminosa y la insatisfacción son parte de los motivos para la impaciencia. A las personas impacientes, les parece que Dios se ha olvidado de ellos o que es indiferente a sus sufrimientos. Aun cuando se extiendan durante un largo lapso de tiempo la respuesta de Dios al clamor de los suyos, no significan que Dios los ha desechado o se haya olvidado de ellos, Dios en su omnisciencia y misericordia, espera el tiempo oportuno para actuar y dar respuesta a las oraciones. En Clamor, el monarca del pueblo hebreo, pidió al eterno Creador que prestara atención a sus suplicas, volviera su rostro a él, y les devolviera el brillo a sus ojos. El clamor de David y el de todos los seguidores de Cristo Jesús, es la liberación de la maldad predominante en este mundo dominado por el pecado, y está motivado no sólo por el propio interés, sino también por el amor a la verdad y por el honor de Dios. Aún los redimidos en los cielos, que descansan seguros, oran por el triunfo de la justicia y por la reivindicación del honor de Dios (Apocalipsis 6:10). El monarca del pueblo hebreo a pesar de estar impaciente para ver la respuesta de Dios, afirmó que él continuaría confiando sin importar cuánto tiempo tuviera que esperar para que se llevara a cabo la justicia Divina. Además, tenía en su corazón el pacto de Dios, su solemne promesa de amor infalible y de salvación; recordó las bondades que Dios le había mostrado en el pasado. Esos recuerdos renovaron en él la confianza en que las promesas de Dios siempre van a permanecer firmes. David con la seguridad de que su clamor va a ser escuchado y va a recibir la respuesta del Señor, prometió que alabará al SEÑOR porque ha sido bueno con él. Queridos hermanos, David al no ver la respuesta inmediata de Dios, expresó palabras de clamor para que Dios acudiera pronto en su ayuda y le liberara de sus enemigos, pero también afirmó su confianza en Él, y que pronto vería las respuestas de Dios a su clamor. David terminó su oración con la promesa de que a través de su voz le glorificaría por su bondad inagotable. La oración es una forma en la que podemos expresar nuestros sentimientos y hablar con Dios de nuestros problemas. Él nos ayuda a encontrar la perspectiva adecuada, y la seguridad de que pronto nos dará la respuesta a nuestro clamor. Hermanos, cuando sintamos que Dios tarda en su respuesta a nuestro clamor, no nos impacientemos, sigamos firmes confiando en que el Señor pronto dará respuesta a nuestro clamor. Mientras esperamos esa respuesta, glorifiquemos con nuestras voces el santo nombre de nuestro Señor. Glorifiquémosle p --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message
