Summary: DIVINA GRACIA. SALMOS 5:4 Oh Dios, la maldad no te agrada; no puedes tolerar los pecados de los malvados. 5 Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia, porque aborreces a todo el que hace lo malo. 6 Destruirás a los que dicen mentiras; el SEÑOR detesta a los asesinos y a los engañadores. 7 Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa; adoraré en tu templo con la más profunda reverencia. NTV. En el final de los tiempos, las personas que viven bajo el dominio del pecado no tendrán acceso al trono de la gracia del eterno Creador, debido a que Dios no puede tolerar con gozo ninguna forma de maldad. A pesar de que Dios ama a todos los seres humanos, Él no condonara sus pecados por más minúsculos que estos parezcan. Por eso, ante el juicio divino, nadie podrá escusarse por haber transgredido alguna de las normas, mandamientos y decretos dados por el Señor. Todos sin excepción serán juzgados por sus acciones. Dios aborrece a todos los hacedores de maldad, por lo tanto, el corazón orgulloso, el insensato, el que se vanagloria, o el arrogante, jamás podrán estar en su presencia. David como conocedor de la santidad Divina de Dios, afirmó que el Creador derramará su ira sobre todas las personas malvadas y pecadoras, sobre las personas que reusaron apartarse de los caminos perversos, y negaron entregar sus vidas al Santo de Israel. En aquel terrible día, Dios destruirá a los que dicen mentiras, a los asesinos, los idólatras , a los que practican inmoralidad sexual y a los engañadores. Dios castigó la maldad de los hombres en el pasado y también castigará la maldad de los hombres en el final de los tiempos. En ese día, todas las personas que no se encuentren inscritas sus nombres en el libro de la vida del Cordero de Dios, recibirán el castigo merecido y serán condenados al sufrimiento eterno en el lago de fuego. Además, David afirmó que todas las personas que confían en el santo nombre de Dios podrán entrar libremente en la morada de Dios; adorarle en su templo con la más profunda reverencia. Debido a la gracia derramada en la cruz del calvario, todas las personas que han aceptado a Cristo Jesús en su corazón, tienen el privilegio de presentarse delante de Dios en oración con toda libertad y confianza, como hijos amados ante su amoroso padre, porque son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. La protección del Señor viene a los fieles; reciben bendición y favor. Su favor es como un escudo que cubre todo el cuerpo. El evangelio afirma que el eterno Creador ama a los pecadores, pero la ley Divina afirma la condena al pecador. El odio de Dios por los pecadores y su amor por ellos, hallaron reconciliación a través de la cruz del Calvario. En el Calvario vemos hasta donde se extiende el odio de Dios por el pecado y por los pecadores. Allí Jesús soportó el odio de Dios contra el pecado y contra los pecadores. Allí Jesús hizo el pago completo del castigo, que satisfizo las exigencias de la santa ley de Dios. Ni un solo pecado se dejó pasar por alto, todos los pecados fueron pagados. Gracias a este sacrificio, las personas tienen el privilegio de entrar al trono de la gracia de Dios. Queridos hermanos, Gracias al sacrificio de Cristo Jesús en la cruz del calvario, todas las personas tienen libertad para entrar al trono de la gracia de Dios, para rendirle adoración, pero para poder acceder a ese privilegio, las personas tienen que abandonar sus vidas de pecado y aceptar en su corazón el Sacrificio que Cristo realizó. Pero si las personas reúsan abandonar sus pecados, jamás podrán entrar a la presencia de Dios, porque Dios aborrece el pecado y en el final de los tiempos derramará su ira sobre ellas. Hermanos, gracias al amor Divino, nosotros podemos comparecer ante Dios con confianza, porque Cristo ha pagado cada uno de nuestros pecados. Nosotros, que antes éramos sus enemigos, hemos llegado a ser sus amados hijos y herederos, mediante Cristo. Gracias a este privilegio, con la más profunda reverencia, honremo --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message
