Desconocidas y Fascinantes: Mercedes Acosta, La amante de las estrellas con Thais Morales




InOutradio, la radio lésbica show

Summary: Mercedes de Acosta -La amante de las estrellas con Thais Morales. A Mercedes de Acosta los paparazzi la acribillarían con sus flashes y los programas de TV le pagarían millones por entrevistarla y someterla a la máquina de la verdad. ¿Por qué? Pues porque, como dijo Alice B. Toklas, la compañera de Gertrude Stein, “Mercedes tuvo a las dos mujeres más importantes de Estados Unidos: Greta Garbo y Marlene Dietrich”. Mercedes de Acosta, que creyó firmemente que era un niño hasta que tuvo 7 años, nació en Nueva York en marzo de 1893. Su padre era un acaudalado cubano, Ricardo de Acosta, y su madre, Micaela Hernández de Alba, una española, descendiente de los Duques de Alba. A pesar de aquel bagaje, esa joven, que flirteó con las filosofías orientales; que dijo, “Puedo conquistar a cualquier mujer que esté con un hombre”; que vestía siempre en blanco y negro, que puso de moda el pantalón entre las mujeres de Hollywood y que escribía poemas dedicados a la Divina Garbo con tinta de color violeta, no logró romper el maleficio que la siguió toda su vida: el de la lesbiana que no escondió su opción sexual en una época en la que el mundo no estaba preparado para ello (sí, estuvo casada 15 años con Abraham Poole, aunque es bien sabido que se llevó a una amiga a su luna de miel). Mercedes murió sola y pobre el 9 de mayo de 1968. Pero antes de la tragedia, detengámonos en los alegres años 20, cuando una prometedora Mercedes deslumbró a todo el mundo con su poesía, sus guiones y sus novelas, entre ellas, “Until the day break”, que publicó en 1928 (el mismo año que “El pozo de la soledad”), y que hablaba, sí, del amor entre mujeres. “Siento más emociones  hacia las mujeres… Me transmiten tal sentimiento de belleza… La gente no maldice a nadie por ser rubio o moreno… Han nacido así y se acepta. Pero por algo más profundo que el color de tus ojos o de tu cabello, te condenan”, dice en un pasaje de la novela Orlanda, su protagonista. Sin embargo, ni sus tres libros de poesía, ni sus guiones teatrales ni el musical que escribió, la consagraron como autora. La fama le llegó a través de sus memorias y, como ya hemos dicho, de sus amantes. Mercedes logró una agenda sentimental envidiable. Después de un idilio con Isadora Duncan, tuvo su primera relación seria con la actriz Eva Le Galliene. Las dos mujeres viajaron a menudo a París, donde entraron en contacto con el mítico salón de Natalie Barney. Tras aquella relación, Mercedes se fue a Hollywood y, como no podía ser de otra manera, en la Meca del cine vivió su amor más apasionado, más intenso, divino y tortuoso, un amor… de película,  con Greta Garbo. Mercedes jamás olvidó las seis semanas que pasaron juntas en Silver Lake: “Cuando salíamos a pasear, la veía delante de mí, su cuerpo dibujado contra el cielo, como un dios y una diosa radiantes, gloriosos, fundidos en un solo ser”.  En 1944, a pesar del absoluto enamoramiento y entrega de Mercedes, Greta decidió poner fin a su relación, que había sido siempre intermitente. Fue precisamente en una de sus separaciones, en 1932, cuando Mercedes conoció a Marlene Dietrich, que se encargó de consolarla y también de ayudarla económicamente. La ambigua Lili Marlene consiguió que, al menos por un tiempo, Mercedes olvidara a la Garbo… hasta que la Divina la quiso de nuevo a su lado. La vida amorosa de Acosta contó con otros “fichajes” de alto standing: Pola Negri, Alla Nazimova, Eleanora Duce, Tallulah Bankhead, Amy Lowell… En 1948, vivió su última relación estable, con Poppy Kirk, una top model de la época, que dejó a su esposo para vivir con Mercedes en París hasta 1953. Regresó a Nueva York en 1960 y, para tratar de mejorar su situación económica, escribió “Here lies the heart”, un libro de memorias que se vendió poco y mal. Al año siguiente, puso en venta su colección de joyas y, aunque le ofrecieron miles de dólares por publicar su correspondencia con Greta Garbo, declinó la oferta. Lo que sí hizo fue cederla al Rosenbach Museum, a condición de que[...]