Desconocidas y Fascinantes: May Sarton con Isabel Franc.




InOutradio, la radio lésbica show

Summary:   Mary Sarton: Escuchando a las sirenas, con Isabel Franc. “Profundidad lírica y una asombrosa artesanía en la transparencia caracterizan la poesía de May Sarton. Consistencia, coherencia entre vida y obra, le aseguran un diálogo perdurable con sus lectores, más allá de la ceguera crítica de su época”. Diana Bellesi. Escribió más de 53 libros entre novelas, poemarios, ensayos, cuentos infantiles, guiones e incluso una pieza teatral. Algunas de sus obras no han dejado nunca de imprimirse y, sin embargo, para la inmensa mayoría, May Sarton es una completa desconocida. En su larga vida, sufrió la pérdida de dos compañeras, fue ignorada y descalificada por la crítica, cayó en el olvido y resurgió ya en la madurez, gracias, principalmente, al interés del público Gay y Les que valoró como se merece su novela más conocida: La señora Stevens ha oído cantar a las sirenas. Hija única de un historiador y una diseñadora, nació en Bélgica en 1912. Cuando contaba cuatro años de edad, su familia se trasladó a Estados Unidos. Su padre fue profesor de historia en la Universidad de Harvard. May estudió en escuelas progresistas. Regresó a Europa y a los 17 años se graduó en Cambridge. y a esa misma edad publicó una serie de sonetos, algunos de ellos incluidos en su primer poemario Encuentro en Abril (1937). En Bélgica estudió en el Instituto de Cultura Francesa. Allí conoció a Marie Closset, musa de su primera novela The Single Hound (1938) y con quien mantuvo una relación sentimental. Obtuvo la ciudadanía americana en 1924, pero siguió viajando a Europa. En 1931 vivió en París en un ambiente intelectual que tuvo gran influencia en su escritura y conoció a personajes tan decisivos como Virginia Woolf, Elizabeth Bowen o Lugné-Pöe, fundador del Théâtre de L’Oeuvre. La década de 1950 marcó profundamente a Sarton. Murió su madre y unos años más tarde su compañera Marie Closset. Poco a poco fue superando el dolor de la pérdida gracias, sobre todo, a la ayuda de Judith Matlack, con la que vivió quince años (hasta la muerte de Judith en 1982) y por la que sintió una gran devoción. Publicada por primera vez en 1965 y reeditada en 1974 con un prólogo de Carolyn Heilbrun, Mrs. Stevens hears the mermaids singing está considerada como su carta de presentación. Trata de una poetisa de 70 años que ha amado a hombres y mujeres y que traba amistad con su jardinero, que le confiesa que es homosexual. Después de su publicación, Sarton perdió su puesto de profesora. Al parecer, de dicho argumento se sacaron conclusiones sobre la vida privada de la autora que no le hicieron ningún bien. Sin embargo, a partir de la reedición, su trabajo empezó a ser valorado e incluso estudiado en las Universidades. En 1973 Sarton escribió una de sus obras más influyentes, Diario de la soledad, que se convirtió en un referente en los estudios de mujeres e influenció a generaciones de feministas. Ya de mayor, Sarton eludió la vida pública. A pesar de que su obra era, por fin reconocida, nunca le gustó que la etiquetaran de “escritora lesbiana”. En una entrevista concedida a Paris Review declaró: “Las lesbianas radicales me piden que yo también sea radical, pero no lo soy” A los 62 años se le detectó un cáncer, tuvo que someterse a una mastectomia. Tras su recuperación, miró de nuevo hacia el futuro y afirmó “Soy yo misma, más de lo que nunca he sido”. Escribió entonces su última novela The Education of Harriet Hartfiled (1990), también censurada con dureza por sectores reaccionarios del estado de New Hampshire. En ella, una mujer de 60 años abre una librería feminista en Boston e intenta tender un puente para vencer el abismo existente entre personas homosexuales y heterosexuales. Al final de su vida, como la enfermedad la incapacitó para escribir, grababa sus ideas y aún publicaría Llegando a los ochenta, que le valió el premio Levinson de poesía. Autora de numerosos artículos periodísticos en defensa de los derechos de la mujer May Sarton falleció en 1995 a los 83 [...]