Desconocidas y Fascinantes: Severine de Lancon Soulignac con Isabel Franc




InOutradio, la radio lésbica show

Summary: Severine de Lancon Soulignac. Nada es lo que parece (y si lo fuera, mejor para todas) con Isabel Franc. Si de alguien puede decirse que fue siempre consecuente con sus ideas a pesar de no tener nada que ver con sus actos, esta es Madame de Lancon Soulignac. Una dama de la cabeza a los pies incluso cuando su imagen se acercaba más a la de Jean Valjean que a la de una damisela francesa.  Más conocida como August, Severine de Lancon nació entre los siglos XVIII y XIX, aunque no se descarta que naciera en el XX; siempre fue muy pudorosa a la hora de declarar su edad.             Era mujer de letras, y de ciencias, pero su verdadera especialidad eran los burdeles. Multidisciplinar, polifacética, histriónica y golfa como ella sola, escribió manuales de instrucción y folletos para distintas empresas. Uno de sus artículos más destacados apareció en la hoja dominical de la parroquia de su barrio, lo que provocó cierta confusión entre los feligreses y, muy en especial, las feligresas, que no acabaron de entender el sentido profundo de sus palabras. De su extensa obra poética cabe destacar el ensayo ¿Por qué los cuartos de baño se decoran con motivos marinos?, un impresionante estudio sobre los usos y costumbres de determinadas formas de excentricidad frente a la mediocridad decorativa y, por extensión, funcional de la clase media o burguesía acomodada. Severine descubrió su lesbianismo a muy temprana edad, justo el día en que le vino la menstruación (de cuya certeza cronológica tampoco tenemos datos), al descubrir con asombro y un atisbo de angustia que no era lo que siempre había creído ser. “¡Huitres —exclamó en su fuero interno—, no sabía que esto les pasara también a los tíos!”. A partir de ese momento, su militancia fue radical y rotunda, llegando incluso a confesarle a su madre que estaba locamente enamorada de su profesora de matemáticas y que pensaba tirársela aunque para ello tuviera que renunciar a su herencia (muy sustanciosa, por cierto). La madre, comprensiva y siempre condescendiente con su única vástaga, le dijo acariciándole la cabeza: “Hija, haz lo que Dios te indique” y ella, por si acaso, no discutió.             Además de su profesora de matemáticas, que era alta y rubia como la mayoría de sus amantes —en contraposición a su corta estatura y su pelo color ceniza del que nunca se sintió acomplejada—, tuvo otras muchas relaciones. Se sabe con certeza que se lió con las actrices, pintoras, escritoras, fotógrafas, diseñadoras de modas, escultoras, bailarinas, amas de casa, cocineras y presentadoras de televisión más destacadas del momento. Sin descartar sus frecuentes contactos con la nobleza e incluso, se rumorea que con la monarquía. Murió satisfecha —¡qué menos!—, con la conciencia tranquila y la libido por las nubes tras haber cumplido el mayor y más comprometido de sus sueños: salir travestida en un plató de televisión y pegarle un morreo a Sandra Barneda en directo y en primetime. El suceso, como era de esperar, tuvo sus consecuencias. Se sucedieron las críticas y los insultos, el escándalo saltó a las portadas de todas las revistas del corazón y durante varias semanas no hubo otro tema de conversación en las tertulias literarias de todo el país. Pero a ella el hecho la pilló ya mayor y como pasaba un poco de todo, lo único que le provocó fue unas ligeras cosquillas y muchas horas de distracción. El 12 de enero, o tal vez el 29 de junio (tampoco está muy claro, al igual que la hora y el año) abandonó este mundo tras una orgía que duro 21 días y que su corazón, débil y anciano, no pudo resistir. Está enterrada en el jardín de su casa, en un féretro de tapa transparente, como era su deseo, vestida de James Bond y con un dildo de látex de la mejor calidad entre sus delicadas manos. En su epitafio puede leerse la frase: Busco novia en la otra vida, interesadas, entren sin llamar. Para saber más: Que se sepa, no se ha escrito biografía alguna de Mme. De Lancon Soulignac, entre otras razones porque se duda de su ver[...]