Tírate a la Filosofía: La ficción del tiempo




InOutradio, la radio lésbica show

Summary: Foto: Virginia del Pino Tírate a la Filosofía: La ficción del tiempo con Carrie Romero y Critti Ciruelos. –Hemos hecho una visita a una tienda muy famosa de una marca superfamosa en la Plaza Catalunya –¿ES VERDAD, CARRIE LO QUE DIJISTE EL OTRO DÍA DE QUE EN LA ESQUINA DONDE ESTÁ LA TIENDA MEGAFAMOSA HABÍA UN FRONTÓN MODERNISTA? –Yes. ¡Barcelona estaba llena de frontones! Busca en Internet y verás lo bonito que era el edificio –¿Y CÓMO HA IDO LA VISITA? –Una experiencia religiosa –Inolvidable. Ineludible como diría un superfamoso y ultraguapo actor anunciando un megaperfume que llevaban actrices desnudas para dormir –Tú entras en esa tienda y ya te comprometes para toda la vida con esa marca. Es un templo. Zen. Budista. Blanco. –LOVEMARK –¿QUÉ ES ESO DE LOVEMARK? –Son las marcas del amor. Las marcas que nos dan vida. Son más que un objeto, que una cosa –Son un estilo, una ideología, una creencia. Entran dentro del territorio simbólico. Son una forma de ser, un soplo espiritual que conforma nuestra identidad –Elegir determinadas marcas significa optar por una concepción de la vida. No solo nos tatúa sino que nos alienta. –Antes las marcas nos tatuaban como ganado pero ahora nos invitan a servirnos de ellas, participar de su doctrina, de su “cultura” –De ahí el templo de Plaza Catalunya. –Además, ahora se añade esa voluntad de hacernos sentir únicos, únicas, distinguidos, artistas, creativas: eslóganes como “think different”, “nadie dicta tu moda”, “no imites, innova! Si hasta en las tiendas de café que pagan peor a sus proveedores y trabajadores te sirven un café con tu nombre mientras te ponen música de jazz y te conectas a su WIFI –Convierten productos en ideología. –Y esto es una de las características de lo que Vicente Verdú (de quien no nos gustan los comentarios sobre el género) llama Capitalismo de ficción –Hay refrescos que se asocian a la jovialidad, marcas de zapatillas de deporte al malditismo y otras a los niños y niñas buenos, otras marcas con la conciencia ecológica –Lo que importa no es la cosa sino su alma. Lo definitivo no es el artículo que consumimos sino entrar en la cosmología de la marca –El objeto ya no posee valor. Una marca pija de ropa  cuyo propietario ha hecho grandes comentarios racistas, no produce nada, otros le fabrica los pantalones, la ropa interior y las camisetas. Ellos solo venden marca. Logo. –La marca se ha convertido en nuestra oportunidad de exaltación y hasta de identidad moral. Es un trozo de nuestra felicidad, viene a querernos y a ser querida, a condensarse en una “lovemark” –Es el e-factor: marcas emocionales, con un factor plus de emotividad. El nuevo paradigma. Apelan a lo irracional, venden lo invisible –Las grandes marcas sirven los artículos más caros que los genéricos pero acaparan un 93% de las ventas totales gracias a que su logo confiere un plus inmaterial que las revaloriza incalculablemente –Todas las cosas que aspiren a pervivir deberán reencarnarse en un marca, en logo, en imagen. Desde ropa hasta pintores pasando por ciudades –Los anuncios modernos ya no venden mercancía. Casi que el producto es lo de menos. Solamente dan a entender. Son más agradables. Ninguna publicidad se detiene a explicarnos las características del producto que nos vende: eso es aburrido –Las mercancías son valiosas y buenas por definición –Ahora es más importante la idea que va con la mercancía que el propio producto. Había un anuncio de supercoches que decía “PIPI: esto no es un automóvil, es una ideología” –O el mega-señor al que temían sus empleados encontrar en el ascensor y cuya catedral en Plaza Catalunya hemos visitado anonadadas decía “PIPI no trata de bytes y cajas sino sobre valores” –El objetivo moderno es presentarse como un don y así cada compra será menos un desembolso excesivo de dinero que un ingreso,[...]